El asma y la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) afectan a millones de personas en todo el mundo y representan una carga significativa tanto para los pacientes como para los sistemas de salud. Durante décadas, los tratamientos para estas enfermedades han permanecido relativamente estables. Pero hoy, gracias a los avances en la investigación clínica, y al trabajo constante de especialistas como un neumólogo privado, están surgiendo terapias más eficaces, seguras y dirigidas a las características específicas de cada paciente.
A continuación, mostramos los tratamientos más prometedores, organizados según su aplicación: terapias compartidas, específicas para asma y específicas para EPOC.
Tratamiento compartido: Benralizumab para ataques agudos de asma y EPOC
Una de las novedades más importantes es el uso de benralizumab, un anticuerpo monoclonal que, hasta ahora, se utilizaba en el tratamiento de mantenimiento del asma grave. Recientemente, se ha demostrado su eficacia también en el tratamiento de exacerbaciones agudas tanto de asma como de EPOC, especialmente aquellas relacionadas con niveles elevados de eosinófilos.
En un ensayo clínico en fase 2 publicado en The Lancet Respiratory Medicine, el Benralizumab mostró mayor eficacia que los esteroides tradicionales, con una reducción del 30 % en la necesidad de tratamientos adicionales y un mejor perfil de seguridad. Su mecanismo de acción se centra en eliminar los eosinófilos, células inmunitarias responsables de gran parte de la inflamación en estas enfermedades.
“Esto podría suponer un cambio radical para las personas con asma y EPOC”, señaló la profesora Mona Bafadhel, investigadora principal del estudio.
Avances específicos en el tratamiento del asma
Aunque el benralizumab representa un avance importante, también hay otras líneas de investigación en marcha para el asma. Las terapias biológicas se están consolidando como una herramienta clave para pacientes con asma grave no controlada, especialmente aquellos con inflamación tipo 2 y altos niveles de eosinófilos o IgE.
Entre estas terapias, además del propio benralizumab, destacan dupilumab, mepolizumab, reslizumab y omalizumab, que están ayudando a reducir exacerbaciones, mejorar la función pulmonar y disminuir el uso de corticoides. Estas opciones están dirigidas a personalizar el tratamiento según el fenotipo del paciente, ofreciendo resultados más específicos y menos efectos secundarios.
Nuevas estrategias terapéuticas para la EPOC
La ensifentrina es un nuevo tratamiento inhalado en investigación para pacientes con EPOC moderada o grave. Actúa como inhibidor dual de las enzimas PDE3 y PDE4, con propiedades broncodilatadoras y antiinflamatorias.
En los ensayos ENHANCE-1 y ENHANCE-2, con más de 1.500 pacientes, logró:
- Mejorar la función pulmonar.
- Reducir la disnea (dificultad respiratoria).
- Disminuir las exacerbaciones.
- Mejorar la calidad de vida.
Además, fue bien tolerado, con efectos secundarios similares al placebo. Aunque aún se evalúan los efectos a largo plazo, los resultados preliminares son alentadores.
Por otro lado, el dupilumab, ya conocido por su eficacia en el asma grave, ha sido aprobado en 2024 por la FDA y la EMA para el tratamiento de EPOC no controlada con niveles elevados de eosinófilos. Está indicado para pacientes que no responden adecuadamente a los tratamientos estándar.
En estudios clínicos, demostró:
- Reducir un 30–34 % las exacerbaciones moderadas o graves.
- Mejorar la función pulmonar desde las primeras semanas.
- Retrasar la aparición de nuevos brotes.
Este avance ofrece una opción concreta para pacientes con un subtipo inflamatorio de EPOC que hasta ahora no tenía alternativas terapéuticas eficaces.
Una nueva era en el tratamiento de enfermedades respiratorias crónicas
Los recientes avances en tratamientos para el asma y la EPOC —como el benralizumab, la ensifentrina y el dupilumab— marcan una nueva etapa en el manejo de estas patologías. Más allá del alivio de síntomas, estas terapias apuntan a un enfoque más personalizado y preciso, adaptado al perfil biológico de cada paciente.
En definitiva, nos adentramos en una era donde la medicina respiratoria no sólo trata la enfermedad, sino que se adapta a quien la padece.