Un año después del inicio de la pandemia de Covid-19 y con prácticamente cinco millones de casos confirmados en nuestro país según fuentes del Ministerio de Sanidad, aún nos queda mucho trabajo por delante. Durante todo este tiempo hemos invertido grandes cantidades de recursos en dar respuesta a la enfermedad aguda producida por el coronavirus SARS Co-2, pero parece que esto solo ha sido el principio. La comunidad científica se enfrenta ahora al reto de dar respuesta a aquellos pacientes que tras haber superado la enfermedad aguda no consiguen recuperar su estado de salud previo, lo que sin duda tiene un gran impacto negativo sobre su calidad de vida.
Aunque no existen registros oficiales, se estima que entre un 10% y un 20% de todos los contagiados por Covid-19 mantienen los síntomas más de tres meses después de la negativización de la infección, siendo los más frecuentes el cansancio, la disnea (sensación de falta de aire), el dolor torácico y la tos. Cuando se revisa el seguimiento y la evolución de los casos con enfermedad grave y muy grave, el número de afectados con síntomas después de tres meses aumenta hasta el 80%, pero en estos casos debemos tener en cuenta que se podría mezclar la persistencia de síntomas con las secuelas de la enfermedad aguda grave.
Varias series observacionales tratan de describir de forma más minuciosa aquellos síntomas que persisten en los pacientes que han sido positivos para Covid-19. Los síntomas reportados son muy heterogéneos, pudiendo esto estar relacionado con las diferentes causas de la persistencia de síntomas, lo cual es necesario tener en cuenta tanto para realizar un correcto abordaje diagnóstico como para plantear un seguimiento más adecuado de los afectados. Según los datos recogidos, al menos un 30% de estos pacientes experimenta más de un síntoma.
Hasta un 71% de las personas participantes afirmaban presentar dificultad para respirar, resolviéndose lentamente en la mayoría de los casos tras dos o tres meses de seguimiento, y persistiendo en otros casos incluso hasta doce meses.
Por otro lado, un estudio prospectivo publicado recientemente en la revista médica Nature, donde se siguió durante seis meses a pacientes que habían dado positivo para covid-19, incluyendo también a aquellos pacientes que habían pasado la enfermedad en aislamiento domiciliario, habla de cifras similares. Al final de este periodo, hasta un 61% de todos los participantes en el estudio persistía su disnea después de seis meses, siendo más frecuente y más grave en aquellos pacientes que habían requerido ingreso hospitalario.
La persistencia de los síntomas empeora la calidad de vida de los pacientes afectados, siendo la discapacidad asociada a este proceso uno de los problemas a los que se enfrenta en el momento actual el Sistema Nacional de Salud. Según los resultados de una encuesta realizada a nivel nacional, hasta un 56% de los pacientes con disnea tras la infección por covid-19, consideran que interfiere en su vida habitual de forma moderada o grave.
La tos crónica es otro de los síntomas que con más frecuencia interfiere en la calidad de vida de estos pacientes, hasta un 34% de las personas preguntadas habían experimentado tos seca tras la infección por Covid-19. En la mayoría de los casos la tos acaba resolviéndose entorno a los tres meses de su inicio, pero más raramente esta puede persistir hasta los 12 meses.
Abordaje diagnóstico de la clínica respiratoria sobre los síntomas
Antes de catalogar la clínica de un paciente como sintomatología persistente tras infección aguda por covid-19, es importante que sea evaluado por un especialista con experiencia.
El diagnóstico diferencial de la disnea y la tos tras la infección por Covid-19, así como el del resto de posibles síntomas asociados, supone a día de hoy un reto para los clínicos. Es importante una valoración detallada e individualizada de cada caso, con el objetivo de descartar otras patologías que puedan explicar la clínica del paciente. Para ello, el primer paso es una completa anamnesis, en la que podemos utilizar escalas o cuestionarios de medición de salud que nos permiten evaluar de una manera rápida pero objetiva la interferencia que están teniendo los síntomas en la vida del paciente. Así como servirnos de herramienta para seguir la evolución de los afectados.
En segundo lugar, es necesario completar la anamnesis con una exploración física general y por aparatos, sin perder de vista la valoración global de los afectados.
Además del diagnóstico clínico podemos utilizar diferentes pruebas complementarias que nos ayudarán a descartar otras alternativas diagnósticas o patología preexistentes a la infección que no habían sido estudiadas, así como descartar la presencia de secuelas tras la infección por Covid-19.
Algunas de las pruebas complementarias que podemos realizar desde el hospital son: análisis de sangre, pruebas de imagen como la radiografía o tomografía de tórax, o pruebas de función pulmonar tales como la espirometría o el test de difusión que nos permitirán conocer la funcionalidad respiratoria de nuestro paciente.
Abordaje terapéutico de la clínica respiratoria
Actualmente no se dispone de un tratamiento específico para los síntomas respiratorios que persisten tiempo después de la infección por covid-19. Aunque ya hay varios estudios en marcha, no existe por el momento evidencia suficiente que permita recomendar un tratamiento específico para la tos o la sensación de falta de aire.
Es importante que un especialista en Neumología evalúe la disnea de un paciente, ya que la instauración de un tratamiento dependerá tanto de la gravedad de la sintomatología del paciente como de la causa que subyace a esta sensación de falta de aire.
La tos puede ser muy molesta e interferir negativamente en la calidad de vida de un paciente, así como con su entorno social o laboral. Antes de recomendar un tratamiento antitusivo será necesario valorar otras causas que exacerben o contribuyan a la aparición o persistencia de la tos.
Aunque la incertidumbre acerca de los síntomas respiratorios que permanecen tras la infección por covid-19 es una realidad en el momento actual, tal como se menciona en el informe del Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud, es de vital importancia involucrar a los pacientes en la investigación para ser capaces de comprender en un futuro las consecuencias a largo plazo y multisistémicas de las infecciones por Covid-19 y las intervenciones necesarias para tratarla.
Por todo ello, acudir en estos casos a un Neumólogo como el Doctor Flandes, o un neumólogo en coronavirus y con experiencia es primordial para confirmar el diagnostico, descartar otras patologías y valorar la posibilidad del mejor tratamiento.